viernes, 13 de mayo de 2016

El espía peregrino y el doctor de la muerte

Nicolás Lauber

Efectiva novela de espías.

El novelista británico John Le Carré, especializado en la temática de espías durante la Guerra Fría,  afirmaba en su novela “Una verdad delicada” que un hombre que decide en solitario es el ser más temido. Siguiendo con esta consigna, el también británico Terry Hayes, decide crear un villano con esta singular característica para su novela debut: “Soy Pilgrim”, editada hace unos meses en Uruguay por la Editorial Salamandra.

Hayes, quien debuta como novelista con esta carrera contra el tiempo, ya tenía cierto prestigio previo gracias a su labor como guionista. Con “Soy Pilgrim”, no solo consigue una efectiva novela de espías y un éxito editorial, también alcanzó el prestigioso National Book Award por mejor Thriller y Novela de Crimen del año.

Pilgrim que en latín significa peregrino, ha comenzado un viaje por el mundo que lo llevará por Suiza, Alemania, Turquía y Bulgaria. Su búsqueda es contrareloj y el mundo depende del éxito de su misión.

El personaje principal, Scott Mudoch trabajaba en La División, una central de inteligencia de Estados Unidos que se encargaba de eliminar problemas en Europa, sin la burocracia de la CIA. Llegó a ser el encargado de la sección, bajo el título de Tiburón de los Mares, hasta que el 11 de setiembre derrumbó no solo las Torres Gemelas, sino toda esa división de inteligencia. Tras los atentados de Al Qaeda, la inteligencia europea cedió espacio para centrarse en medio oriente, entonces cerró la División y Murdoch dedicó a plasmar su experiencia en un libro de patología forense: Principios de la Técnica de Investigación Moderna”, bajo un seudónimo. Lamentablemente para Murdoch, ese libro sería el manual para cometer un crimen perfecto.

Narrada en primera persona, esta aventura de espías comienza en un hotelucho de Nueva York sin ascensor. Allí un crimen ha ocurrido. Su víctima no tiene ADN ni huellas dactilares, ni siquiera una dentadura para ayudar al reconocimiento. Un crimen perfecto que se conectará con un posible ataque a “el enemigo lejano”, Estados Unidos. Así, nuestro héroe recorrerá Italia, Suiza, Turquía y Bulgaria, con el fin de encontrar al soterrado muhayidista al que llama El Sarraceno, antes de que logre completar su misión, cualquiera que ella sea.

A lo largo de las 864 páginas, se irán deshilando las hebras de esta historia repleta de anécdotas y comentarios sobre la vida del espía y su némesis, así como las responsabilidades y  consecuencias de sus actos. Como resume un personaje, “tarde o temprano, todos nos sentamos frente a un banquete de consecuencias”, y el banquete de los involucrados es enorme.


Como dato anecdótico, la Metro-Goldwin-Meyer ya adquirió los derechos para su versión en el cine y contrató a Matthew Vaughn para dirigirla.

martes, 12 de abril de 2016

Orgullo + Prejuicio + Zombies. ¿Por qué no?

Nicolás Lauber


Siempre es fácil dejarse llevar por los prejuicios sobre los demás. Que fulano parece que hizo tal cosa, o mengano cree tal otra. Siempre ha sido así y posiblemente siempre será. Como afirma el psicólogo Gordon Allport en “The Nature of Prejudice”, el prejuicio es “una actitud suspicaz u hostil hacia una persona que pertenece a un grupo, por el simple hecho de pertenecer a dicho grupo, y a la que, a partir de esta pertenencia, se le presumen las mismas cualidades negativas que se adscriben a todo el grupo”.
El orgullo por su parte, es el sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás. En el contexto de la obra de Jane Austen, está más cercano a la alta sociedad inglesa que al común de la gente, que poco tenía para sentirse orgullosa a fines del siglo XVIII. De igual manera, tanto el orgullo como el prejuicio son sentimientos negativos. Esos sentimientos quedan mejor plasmados por la pluma de Jane Austen, una de las mejores retratistas de su época (en un tono más positivo que su par Thomas Hardy).

Así, con estos sentimientos a flor de piel, es que transcurre la historia de amor que narra las desventuras y desencuentros de las hijas mayores del matrimonio Bennet. Una familia cuyas cinco hijas, todas casaderas, necesitan casarse para tranquilizar los nervios de su celestina madre. Pero las jóvenes Bennet son proclives a dejarse llevar por los prejuicios referidos a los adinerados mozos de la zona. En especial Elizabeth, quien además padece de una dosis elevada de orgullo propio. Como contrapartida se encuentra el Sr. Darcy, quien además de adinerado es parco para expresarse y más aún para demostrar emociones. En otras palabras, todo un Lord inglés.
Esta historia se ha llevado a la pantalla en numerosas ocasiones, encontrándose la versión de Joe Wright (2005), con Keira Knightley, una de las más recientes e interesantes por su diseño de producción y actuaciones. Aunque la trama no cambie sustancialmente en las versiones hindú (“Bride & Prejuice”, de Gurinder Chadha, con Aishwarya Rai como Elizabeth Bennet); ni en la versión para televisión que magistralmente realizó el BBC en 1995 (con Jennifer Ehle y Colin Firth como Eizabeth y Mr. Darcy), ni en la primera versión para el cine “Más fuerte que el orgullo”, de 1940 con Greer Garson y Laurence Olivier (como Bennet y Darcy respectivamente).

Ciertamente esta nueva versión no dista de las anteriores, salvo que en esta ocasión, las jóvenes Bennet, en vez de estar leyendo todo el día, o bordando, o tocando el piano, se entrenan en artes marciales para detener el apocalipsis zombie que se cierne sobre ellas. Un agregado que prejuiciosamente desentona, pero en la pantalla se siente muy natural. En esta versión los zombies aparecen, como la viruela en América, en los barcos y puertos mercantes. En este caso se lamenta Inglaterra.

Así llegamos a Orgullo + Prejuicio + Zombies. Una adaptación de la novela homónima de Seth Grahame-Smith, que se basa en la novela “Orgullo y Prejuicio” de Jane Austen. Toda una maravilla intertextual.
Para esta oportunidad, Elizabeth Bennet es interpretada por Lily James, mientras que Sam Riley es Mr. Darcy (nótese la conexión Disney, ya que ella fue La Cenicienta, mientras que él, Diaval en Maléfica); además, la malosa Lady Catherine de Bourgh es interpretada por Lena Headey, la también malosa Cersei Lannister de “Game of Thrones”. Si bien a nivel interpretativo no hay grandes sorpresas, ninguno de los actores desentona en este universo post-apocalíptico de fines del siglo XVIII.

Entre los logros de la película se encuentra el vestuario, un verdadero juego ecléctico donde se conjugan las botas y corsés de cuero, con el vestuario etéreo de la era Georgiana. En cuanto a los diálogos, mantiene la misma (o)presión social, la misma galantería de la época, sin detrimento de que se cercenen cabezas de los muertos vivientes entre medio. En fin, una película para disfrutar sin prejuicios.

Ficha técnica:
Título: Pride+Prejudice+Zombies (Orgullo, prejuicio y zombies).
Año: 2016.
Director: Burr Steers.
Escritores: Burr Steers (guión). Basado en el libro de Seth Grahame-Smith: Orgullo + prejuicio + zombies, que a su vez se basa en el libro de Jane Austen: Orgullo y Prejuicio.

Elenco: Lily James (Elizabeth Bennet), Sam Riley (Mr. Darcy), Bella Heathcote (Jane Bennet), Douglas Booth (Mr. Bingley).
Mira el Trailer aquí.

jueves, 31 de marzo de 2016

Blindspot, Quántico y Shadowhunters. Buenas historias, mal casting.

Nicolás Lauber

Hoy salgo con una triada de series cuyos personajes principales son mujeres. No aquellas mujeres que se ven en medio de una conspiración y no entienden nada, sino agentes activas, verdaderas kick-ass dentro de la historia. Salvo por un detalle, todas tienen actuaciones memorablemente malas.
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Jaimie Alexander y
Sullivan Stapleton.
Una de estas series se titula: “Blindspot” y su trama gira en torno a una chica que aparece desnuda dentro de un bolso en medio de Times Square, con la particularidad de no tener ningun recuerdo previo y que su cuerpo se encuentra totalmente tatuado. Esos tatuajes serán el vehículo de una investigación del FBI que comienza a destapar una conspiración cada vez más grande y con más implicados, que ni el propio Fox Mulder pudo haber imaginado (y ya que la serie sigue emitiéndose, aun no se sabe el final de la historia).

Priyanka Chopra,
protagoniza Quantico.
Por su lado: “Quantico” (que también sigue emitiéndose) trata una situación dual narrada gracias a flashbacks y flashforwards. Así, en el pasado se presenta el tiempo que duró el entrenamiento en Quántico, la “escuela del FBI”; mientras que en el presente, esos mismos agentes se ven envueltos en un espiral de traición y una bomba que explota en Gran Central Station, en Nueva York. Con el correr de los capítulos se irán presentando las motivaciones de los jóvenes para inscribirse en el FBI, así como el pasado de cada uno de ellos; y tal vez, al culpable.


Hasta aquí nada fuera de lo normal en estas dos historias de conspiración y traición, salvo porque son protagonizadas por mujeres. 2016 podría haber sido  el año en que las mujeres en televisión comenzaron a igualarse a los hombres. Desgraciadamente no todo podía ser bueno, y eso nos lleva al gran punto flojo de ambas series: las protagonistas. Mientras en “Blindspot” la bella Jaimie Alexander parece tener problemas para expresar caras de temor, angustia o incluso felicidad (pareciera sentirse más a gusto con su personaje unidimensional de Lady Sif en “Thor”); en “Quantico” la también estupenda Priyanka Chopra tiene el mismo problema, y no colma las expectativas con su llegada a Hollywood. Hay que tener en cuenta que es actriz de Bollywood desde hace unos buenos años, pero aquí parece una novel actriz que cayó en el set el día de filmación.
Ojo, si lo que busca es expresión o profundidad, incluso el desdoblamiento de un personaje en una serie que no sea un dramón, mire “How to get away with murder” (Viola Davis no decepciona).

Pero no solo las protagonistas encuentran problemas actorales. Los caballeros no se quedan atrás, Sullivan Stapleton, el protagonista de “Blindspot”, no puede quitar su cara de agresivo y experimentado agente del FBI en ningún momento, ya sea durante una misión especial, hablando con un compañero de trabajo o tomando una cerveza. Mantiene la misma dureza y la misma tensión excesiva que impide ver más allá.
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El elenco de Shadowhunters
La serie de Netflix, “Shadowhunters”, merece un comentario en solitario. Debo reconocer que leí los primeros cuatro libros de “Cazadores de sombra” y me entretuvieron. No es la pluma de un Premio Nobel o un Pulitzer, pero la historia posee un sustento mitológico de peso como para crear ese universo plagado de Ángeles, vampiros, hombres lobo, duendes y los Shadowhunters que protegen a la humanidad de los malvados. Aunque como sucede en toda historia de ciencia ficción, hay que creérselo, sino es imposible sustentar el argumento.
Con respecto a esta serie en particular, que me gusta poco y cada capítulo menos, es que no entiendo la gracia de cambiar grandes partes de la historia (personajes y situaciones) si el resultado termina siendo el mismo, pero más chato y simple. Recuerdo haber visto la película (Cazadores de sombra: ciudad de hueso) que resume al primer libro, y debo adelantar que si no les gustó la película, la serie no les va a fascinar. Si antes no convenció ver a Lilly Collins como la actriz principal, para la serie de Netflix, la actriz elegida como Clary no logra mantener su cara con una expresión creíble (nadie puede estar con cara de susto todo el tiempo y matar demonios como un experto). Si a la expresión congelada de la actriz le sumamos kilos de maquillaje y lo que parece photoshop en demasía, el resultado es menos digerible aun. Afortunadamente la producción parece haberse dado cuenta de esto y para el capitulo 6, ya hay mucho menos, o tal vez me acostumbré. Pero no logra superar, ni alcanzar siquiera a la película (que tampoco era muy buena). Por lo que me da a pensar que la magnífica unión Marvel-Netflix (solo “Daredevil” y “Jessica Jones”, por ahora) no se replica con Shadowhunters-Netflix, sino que la empobrece. Por lo que cuando Netflix me dice que continúe viendo Shadowhunters, o en la lista de recientemente agregados dice Nuevos Episodios cada semana, no creo querer que lo siga diciendo.

lunes, 28 de marzo de 2016

Deadpool, el bufón asesino.

Por Nicolás Lauber

En el universo del comic hay una gran variedad de personajes. Además de los heroicos extraterrestres que nos defienden de las amenazas interplanetarias, se encuentran los justicieros y los mutantes. Si bien en sus orígenes estos superhéroes eran enteramente buenos, seres que luchaban por la justicia, como en el caso de Superman, la historia del cómic (y también la nuestra) ha cambiado con el transcurso del tiempo.

Así aparecieron otros personajes, con el correr de los años, que presentan una moralidad más ambigua, mezclándose en la fila de los buenos y a veces de los malos (¿qué tan buenos son Punisher o Daredevil, incluso Batman, quienes toman la justicia por mano propia?). Por supuesto que no todo se ajusta a los tonos de blanco y negro, sino una enormidad de tonos de gris. Todo dependerá del enfoque que el artista del cómic quiera darle. Allí es donde aparecen los antihéroes, aquellos personajes oscuros que sin intención alguna, terminan salvando el día. Ahí encontramos a Deadpool.  Si bien esta no es la primera vez que se muestra en pantalla (hay una breve aparición como villano en Wolverine – Los orígenes), sí es la primera vez que se lo ve como protagonista de su propia película.

En esta aventura, el personaje principal es Wade Wilson, un ex miembro de las fuerzas especiales de Estados Unidos devenido en mercenario que vive la aventura amorosa de su vida, hasta que el cáncer entra en escena para quitarle todo lo que ha amado. En esa desesperación por no perder lo que ama, Wade decide someterse a una droga experimental que intentará quitarle el cáncer, pero además le brinda un increíble sentido del humor y poderes de curación, pero le desfiguran su piel y cara. Buscando justicia contra quien le hizo esto es que encontramos al superhéroe al inicio de la cinta.


Si bien Deadpool posee dosis de humor, en su mayoría, las escenas son de acción. El resultado es una película entretenida, más agresiva y mas negra que otras producciones de Marvel (como Iron-Man, Capitán América o Los Vengadores), Deadpool cuenta con un Ryan Reynolds que rinde como Wade Wilson, con payasadas y referencias a otras películas de superhéroes que Reynolds ha interpretado (como la frase “que el traje no sea verde”, por su papel en Linterna Verde), o lo políticamente incorrecto del personaje. Para los seguidores de Marvel, un hecho menor a tener en cuenta, es la exagerada violencia que se muestra en escena. Muy gráfica y con mucha sangre. Esto no significa que la película sea mala o aburrida, todo lo contrario, llena de adrenalina al espectador a la vez que lo hace reír a carcajadas, mientras Deadpool acribilla a una banda de malhechores. Pero este anti-héroe también es políticamente incorrecto, al hablar y hacer. Esto se vuelve palpable cuando el protagonista se ríe de la producción de su propia película (un chiste autoreferencial),  al comentar que no había dinero para contratar a más de dos X-men.

Ficha técnica:
Deadpool (2016)
Director: Tim Miller
Escritores: Rhett Reese y Paul Wernick, en base al personaje creado por Fabian Nicieza y Rob Liefeld (según IMDB).
Actores: Ryan Reynolds (Wade Wilson/Deadpool), Morena Baccarin (Vanessa) y Ed Skrein (Ajax).